- ¿Pero por qué ahora? - Atlas hablaba por su celular mientras caminaba por el centro comercial. Sus pupilas dilatadas y sus parpados inferiores aguados reflejaban lo que su alma estaba sintiendo en ese momento. Desepero, indignación, enojo... no sabía cómo contestarle al sujeto aquel.
Hace cuatro años la había dejado esperando en el viejo café del señor lechuza. Era un felino como ella pero nunca pensó que se las iba a dar de león. Horas después, cuando ya se le había acabado la sencilla para seguirle pagando al señor lechuza tintos y pintas de leche, lo vio entrar con una pardus muy cogidos de las garras. ¿Qué quería ahora? ¿Cuál era la prisa? ¿Por qué siempre que comenzaba a salir con alguien más, llegaban los mentecatos de sus ex's a dañarle la cabeza? ¡Sobre todo Byakko! Se supone que él estaría con su nueva novia lejos de ella. Pero era todo lo contrario.

Volvió a su realidad cuando Byakko le pedía que le diera una respuesta rápida a su petición. El enojo era gigantezco pero había algo que quería saber, ¿cómo estaría? ¿Qué querría?
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