- Ya te dije que no iba a hacer nada de esto –
- ¡Pero ya comencé, Rea! –
- ¡No me importa Saturno! No lo voy a hacer –
- ¿Y por qué no? – Rea me miró enojada.
- Porque… Lamento bajarte al suelo mi querida amiga rosa pero, ¡a nadie le va a importar cuatro historias con cuatro finales como estos! – Admito que me dio duro y más aún porque mis historias siempre han sido famosas entre mis grupos de amigos. Y Rea lo vio venir porque inmediatamente se llevó la mano derecha a su frente y la deslizó hasta su mentón. – ¡No me pongas esa cara coneja! Tener éxito en la red social no es solo monetizar estados tristes en Facebook, va mucho más allá. Además, el ejercicio del psicólogo fue contar tu historia, no la mía. –
- Pero te pareció buena idea contar las cuatro historias para que las niñas aprendieran a quererse y sepan decir no cuando lleguen este tipo de situaciones –
- Yo sé Saturno, pero… si le ponemos lógica al asunto, ¡a todo el mundo le vale un cuerno! – Le hice esa mirada por unos minutos. Sí, ESA MIRADA (la del “por favoooor”) – ¡Ay Coneja! ¡Pero entonces en otro momento! Ahora hay que estudiar para el examen de física. – Di dos saltos de alegría. Al final Rea murmuró - Esta niña que sueña con ser leída…. -
- ¡Sueño porque tengo fé en que me leerán! -
- Los sueños son para los faltos de metas. Y viven para quedarse ahí, entre la almohada y el subconsciente. Ahora, si son metas, eso es distinto.-
- ¡Pero ya comencé, Rea! –
- ¡No me importa Saturno! No lo voy a hacer –
- ¿Y por qué no? – Rea me miró enojada.
- Porque… Lamento bajarte al suelo mi querida amiga rosa pero, ¡a nadie le va a importar cuatro historias con cuatro finales como estos! – Admito que me dio duro y más aún porque mis historias siempre han sido famosas entre mis grupos de amigos. Y Rea lo vio venir porque inmediatamente se llevó la mano derecha a su frente y la deslizó hasta su mentón. – ¡No me pongas esa cara coneja! Tener éxito en la red social no es solo monetizar estados tristes en Facebook, va mucho más allá. Además, el ejercicio del psicólogo fue contar tu historia, no la mía. –
- Pero te pareció buena idea contar las cuatro historias para que las niñas aprendieran a quererse y sepan decir no cuando lleguen este tipo de situaciones –
- Yo sé Saturno, pero… si le ponemos lógica al asunto, ¡a todo el mundo le vale un cuerno! – Le hice esa mirada por unos minutos. Sí, ESA MIRADA (la del “por favoooor”) – ¡Ay Coneja! ¡Pero entonces en otro momento! Ahora hay que estudiar para el examen de física. – Di dos saltos de alegría. Al final Rea murmuró - Esta niña que sueña con ser leída…. -
- ¡Sueño porque tengo fé en que me leerán! -
- Los sueños son para los faltos de metas. Y viven para quedarse ahí, entre la almohada y el subconsciente. Ahora, si son metas, eso es distinto.-
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