Rea había logrado escapar gracias a 15 soldados que habían dado su vida para que su intento de salida fuera un éxito. Dos de ellos se habían quedado atrás para protegerla y ahora andaba a la deriva sin un protector, sin un sirviente y sin nadie quien le hiciera reir. Extrañaba las aventuras amorosas de Atlas, la cocina de Dione y las locuras de la coneja saltarina. Esta última se ganó el título de saltarina gracias a todas sus andanzas entre música, alcohol, cenas e ingenuidad.

Sintió que había caminado dos días seguidos cuando encontró luz. ¡Como le hacía falta comer, dormir y beber agua! Cuando intento subir para salir del tunel, no tuvo fuerzas al primer intento y rasgó su vestido de gala. Terminó de rasgarlo y ensuciarlo cuando, tras varios intentos, logró salir. Y al salir, se dio cuenta que en la aldea no había ni una sola alma. Suspiró en desespero.
Cuando llegó a una de las casas, entró sigilosamente y se dio cuenta que por más que deseaba tener a alguien con quien hablar, ella estaba sola. Así que decidió darse una ducha y poner a cocinar una buena cena.
En su recorrido por el pueblito, se había dado cuenta que la tecnología era obsoleta, que los baños eran muy pequeños y las camas eran hechas en un bamboo de mala calidad. ¡De razón la aldea no estaba habitada! Aún así, inspeccionó cada una de las casas. No había luz pero había antorchas, no había estufas pero había enlatados, frutas y verduras. En los escritorios habían más armas que libros y en los cuartos habían closets vacíos y mesas de noche llenas de papeles. ¿Qué era este sitio?
Ya entrando la noche, Rea entró a la casa más grande, se dio cuenta que era la más cómoda y que en esta sí había electricidad pues al encender la luz, la casa se iluminó. Revoloteó un poco en la cocina y lavó algunas frutas. Tomó una manzana y se la comenzó a comer mientras le daba una vuelta a la gran casa. Cuando entró a la habitación principal encontró una foto del tigre Byakko con una pardus negra.
- ¡Byakko mojigato! - Dijo entendiendo lo que había estada haciendo con su mejor amiga - ¿A dónde te habrás llevado a tu víctima? - En ese mismo instante, la energía se cortó y Rea quedó en una soledad oscura marcada por la noche más callada de su vida.
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